Si la inmensa mayoría de los sectores han sufrido durante el confinamiento y siguen luchando por recuperarse, el sector cultural a duras penas empieza a funcionar por el problema del distanciamiento social y el aforo limitado en cines, teatros y conciertos. Esto es algo que contrasta con el sector del transporte público donde, como vemos, incumple reiteradamente las normas de seguridad para evitar nuevos rebrotes en las grandes ciudades. Desde el sector cultural se pide coherencia pues resulta incomprensible que algo tan necesario para los individuos como son las actividades culturales y el ocio, tengan unas limitaciones que no se cumplen en el día a día en otros espacios públicos.

Si algo ha demostrado estos meses de encierro por la Covid-19, ha sido la necesidad imperiosa de la sociedad por consumir cine, conciertos online, visitas virtuales a museos, y otras actividades que se han hecho adaptadas a las nuevas circunstancias. De forma que, mientras el mayor grueso de este sector trata de aunarse para sobrevivir, empresas de entretenimiento como Neflix, Amazon o HBO, siguen creciendo exponencialmente. Nuestra riqueza no sólo está en el turismo, sino también en nuestra oferta cultural que en estos momentos es más que nunca un bien de primera necesidad tras haber estado sometidos al miedo constante que nos ha hecho cambiar completamente nuestros hábitos en esta crisis sanitaria. Desde aquí, quiero expresar nuestro apoyo a todo el sector cultural que tanto nos ha acompañado y que tantas emociones nos hace sentir cada vez que podemos asistir y disfrutar de sus eventos.