La historia interminable

Es recurrente, sobre todo desde 2017, esgrimir el argumento de que la OMS (Organización Mundial de la Salud) declaró oficialmente la existencia de la adicción a los videojuegos

Pongámonos en situación. Medio de comunicación tradicional, en este caso, televisión. Espejo Público, programa donde contar la actualidad a través de infoentretenimiento. Entrevistado: experto en psicología, que no tanto en ocio interactivo. Tema: la adicción a los videojuegos de los más jóvenes. ¡Sorpresa! El pasado cinco de abril, dicho programa matinal de Antena 3 volvió a protagonizar el enésimo capítulo de la historia interminable que es ligar la adicción con los videojuegos. En este caso, se trataba de unos padres que no sabían tratar el tiempo que su hijo pasaba delante de la pantalla, sobre todo el padre hasta el punto de perder la custodia de su hijo debido a las malas notas que sacaba al ser su progenitor mas permisivo.

¿Y si en vez de videojuegos hubiera sido el pasar mucho tiempo viendo series y películas de Netflix? Dudo mucho que se hubiera dedicado tanto tiempo al tiempo, máxime cuando Atresmedia utiliza estas plataformas para la emisión de sus series y películas, más ahora que con el tema del Covid-19 está más restringido ir a los cines. ¿Además para qué? Si la criminalización del videojuego es lo habitual. Prácticamente se lleva viendo desde la concepción de este formato, primero de entretenimiento y luego como fenómeno cultural.

Sigamos cuestionando la versión oficial. ¿Es culpa del videojuego que el alumno sacara malas notas? ¿O de los padres que no supieron gestionar el tiempo de ocio y estudio de su hijo hasta el punto de aplicar decisiones contrarias entre sí? Pero vayamos a mi parte favorita en todos estos casos de supuesta adicción. Los expertos. Siempre aparecerá alguien que ofrezca los mismos argumentos, en la línea del enfoque que le quieran dar a la noticia (negativa en la mayoría de los casos), y nunca opuesta, ya que el mensaje que se quiere lanzar es que ‘los videojuegos son perjudiciales’.

Es recurrente, sobre todo desde 2017, esgrimir el argumento de que la OMS (Organización Mundial de la Salud) declaró oficialmente la existencia de la adicción a los videojuegos. El mismo organismo que hace un año (2020) pidió a través de campañas en redes sociales que todos, niños incluidos, se usaran los videojuegos para estar en casa y evitar que aumentaran los contagios a causa del coronavirus. ¿Un poco contradictorio no? En el periodo donde más tiempo se va a estar encerrado en una casa pedir que se usen videojuegos. Si tan adictivo son, ¿no
debería ser contrario el mensaje?

Pero sin duda, el razonamiento que se lleva la palma es decir que los videojuegos no tienen efectos beneficiosos. Por lo visto, ni estos expertos en tratar adicciones ni por supuesto quienes hablan en estos programas han leído las miles de investigaciones sobre gamificación, de cómo el videojuego es una herramienta para hacer más fácil el aprendizaje, de su uso en la sanidad, en la gestión de equipos de trabajo y, además, como instrumento para ofrecer la información de una manera diferente por parte de los medios de comunicación. Sí, los medios también usan videojuegos y tecnología similar.

Obviamente, este asunto sentó a la comunidad gamer como un tiro. No precisamente por la novedad, ya que se lleva décadas oyendo el mismo discurso, sino por seguir manchando la imagen del sector con unos argumentos vacíos y en ciertos casos sin fundamento científico. El problema no obstante radica en que estos medios tienen una audiencia de millones de espectadores. Personas que desconocen el alcance y la relevancia que tiene el videojuego y que solamente reciben estos mensajes negativos. Por lo que al final la idea que se forman en sus
cabezas es que los videojuegos son perjudiciales y los jugadores son unos adictos, violentos e irresponsables. No se engañen, detrás de todos esos mensajes hay mucho mas, muchos intereses, principalmente económicos. Pero ese es otro capítulo de esta historia.

 

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Un comentario en “La historia interminable

  1. La sentencia está recurrida. Veremos en qué queda al final.

    Espejo público tiene una franja de hora en la que sólo lo pueden ver los jubilados y tiene una aproximación de no soliviante a su audiencia. Así que el más de lo mismo es para eso para todo.

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