Historia de la contaminación ambiental y la salud

contaminación ambiental

A lo largo de la historia, la contaminación ambiental ha sido uno de los factores que antropológicamente ha estado ligado a la evolución de los seres humanos y a fenómenos naturales, como las catástrofes ambientales, que han sido y son capaces de alterar el entorno. Debido a la complejidad del tema que abarca innumerables aspectos para ser analizados, vamos a centrarnos en explicar algunos de los eventos históricos puntuales, de la contaminación producida por el hombre.

Actualmente, historiadores, antropólogos y científicos coinciden en considerar la era del hierro, como el primer período de la historia donde la contaminación ambiental es producida por la actividad del hombre, a una escala en la que se han llegado a encontrar evidencias de metales de aquellos tratamientos, en los glaciares de Groenlandia.

Tras el descubrimiento de América, los españoles perfeccionaron los métodos que utilizaban los incas para refinar la plata, permitiendo multiplicar la cantidad de este metal en menos tiempo. Las espesas nubes de plomo que generaban, llegaron a extenderse por el aire a los Andes, e incluso a la región del glaciar de Quelccaya, donde también se han hallado restos de ese período.

La industrialización

Más avanzados en el tiempo, la contaminación producida por el hombre, aumentó hasta máximos históricos en la época de la revolución industrial con la quema de carbón en las grandes industrias y de combustibles fósiles. 

La industrialización supuso también un aumento de las migraciones de los pueblos a ciudades como Londres. Como causa del aumento de la población, empiezan a tomarse las primeras medidas para la creación de una red de alcantarillados por la contaminación de las aguas potables y residuales, y el gran hedor que esto generaba en el famoso río Támesis, a mediados del siglo XIX.

A finales de este siglo, en EE UU, las ciudades de Chicago y Cincinnati establecen las primeras leyes medioambientales para garantizar el aire limpio, a las que se sumaron otras ciudades que crearon nuevas leyes para regular la contaminación del aire hasta los años 40 del siglo XX, cuando se crea el departamento de contaminación del aire ubicado en los Ángeles. 

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, las primeras pruebas nucleares, evidencian otro nivel superior de contaminación, más peligroso y letal, por el uso de substancias radiactivas. Dos ciudades quedan completamente destrozadas y traerán grandes secuelas en la salud de los habitantes de Hiroshima y Nagasaki en 1945. 

En 1952, se produce una nueva catástrofe ambiental sin precedentes, conocida como “la gran niebla de Londres”, un gas nocivo que es lanzado a la población, en el que mueren 4.000 londinenses. A raíz de este hecho, se crea una de las primeras y más importantes leyes ambientales como respuesta a esta masacre.  Aunque posiblemente el desastre medioambiental que más se recuerda, sea el accidente que se produjo en la central nuclear de Chernóbil (1986) que propició la expulsión a la atmósfera del 30% de las 190 toneladas de uruanio de unidades métricas que contenía la central. Más de 300.000 personas fueron evacuadas y se estableció una zona de exclusión de 30 km de ancho alrededor del área del reactor. Las consecuencias en la salud de los habitantes y trabajadores de esta central e incluso en los que nacieron después de este desastre, son difíciles de cuantificar. La nube radiactiva sobrepasó Europa y llegó hasta América del Norte. Tras el accidente, llegó a detectarse radioactividad en 13 países de Europa central y oriental.

Algunas medidas adoptadas frente a la contaminación

En los años 90, tuvieron lugar varios procesos penales en California al descubrir varias emisiones de gases como los hexavalentes que produjeron importantes problemas de salud en las personas (cáncer pulmonar, sofagitis y gastritis). Varias compañías fueron condenadas. 

La contaminación influye también en la planificación urbana, cuando empiezan a establecerse las primeras medidas  para evitar otros posibles efectos o desastres ecológicos. Unos de los hitos que ayudarían en este nuevo método de planificación, fue la creación de las denominadas “zonas industriales abandonadas”; es decir, zonas donde se daban la presencia de contaminación en suelos industriales abandonados. Esta forma de planificación, aún sigue utilizándose.

Actualmente, las principales ciudades del mundo han iniciado un proceso de peatonalización de los cascos históricos y las áreas aledañas para reducir la contaminación provocada por el tráfico, que proteja el patrimonio arquitectónico y mejore la calidad del aire por los altos niveles de contaminación que suelen registrar las grandes urbes.  Las últimas medidas adoptadas por Europa, pretenden ir más allá y reducir las emisiones a la atmósfera de dióxido de carbono, por lo que proponen acabar con el uso de los automóviles de diésel y gasolina, para el 2030, a través de algunos nuevos planes de ayuda para las personas que decidan cambiar su coche y  comprar automóviles híbridos y eléctricos.

Reconocimiento de la Justicia británica de la contaminación ambiental como causa de muerte

Recientemente se ha producido un hito histórico como primer precedente, de la justicia británica, que atribuye directamente a la contaminación ambiental como causa de muerte, tras el caso de Adoo-Kissi-Debrah, una niña londinense de 9 años que vivía cerca de una concurrida carretera de Londres. Durante tres años, tuvo que ser hospitalizada en 30 ocasiones por insuficiencia respiratoria y grandes crisis de asma. La justicia dio la razón a la familia tras las conclusiones aportadas por el médico forense, que atribuyó materialmente la contaminación ambiental como causa de la muerte de la menor.

Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) atribuye que la contaminación provoca aproximadamente, 4,2 millones de muertes prematuras en el mundo cada año, además de provocar cambios importantes en el ecosistema, y aumento del riesgo de padecer enfermedades como las respiratorias, neumonía y crónicas como el cáncer de pulmón y enfermedades cardiovasculares (primer causa de muerte a nivel mundial según la OMS). 

Algunos estudios recogidos en los planes de la Agenda 2030, van más allá, y consideran que el aire que respiramos, los alimentos que comemos, el agua que bebemos y los ecosistemas que nos sostienen son responsables del 20% de todas las muertes en el mundo. Por ello, incluyen los aspectos medioambientales, y el desarrollo y bienestar humano, como disfrute de los derechos humanos, incluidos la salud, la alimentación, el agua, el saneamiento y, obviamente, la conservación de la propia vida, por la relación clara que existe entre la calidad ambiental y la salud humana. Pero, también en los parámetros que impulsan esos vínculos para crear un desarrollo que cumpla unos objetivos de desarrollo más sostenibles que los que hasta ahora se han producido por los avances del hombre.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *