Sin olvidar que 2021 será un año de manifestaciones y agitación social en las calles de Europa y medio mundo, sorprende la cobertura de algunas cadenas españolas sobre los últimos acontecimientos al otro lado del océano. Por fin el pueblo cubano se levanta en masa contra el régimen actual. Sin embargo, los pocos testimonios que nos llegan, por el corte de internet y la falta de libertad de prensa, son de jóvenes influencers, una periodista cubana y un conocido artista exiliado.
Cuando el Gobierno de España es preguntado por la situación en Cuba, evita decir dictadura y utiliza otros eufemismos para expresar la falta de desarrollo y libertades que sufre el país, y que van más allá de cualquier embargo de EE UU, si tenemos en cuenta algunas variables que nos permiten analizar el sistema político de Cuba y la calidad del actual gobierno.
Pedro Sánchez sobre Cuba
En la visita de Pedro Sánchez a EE UU hizo varias declaraciones sobre la necesidad de que sea el pueblo cubano sin interferencias quien genere el cambio, al mismo tiempo que pide ayuda a la comunidad internacional y hace una solicitud pública para que EE UU abandone el embargo que se ha intensificado ahora con la Administración de Biden.
La situación es bastante compleja y, desde fuera, puede parecer extraño ver a un presidente en televisiones extranjeras concediendo una ronda de entrevistas en lugar de tener una reunión de Estado con Joe Biden. Lo que demuestra que Sánchez sigue personalizando su mandato sin asumir la responsabilidad institucional de sus actos.
Pocas veces se ha visto a un presidente del Gobierno hacer una crítica directa a su homólogo en televisión, cuando se encuentra visitando su país. Sobre todo cuando no se trata de un viaje de Estado para ser recibido y tratar, en privado, estos asuntos que después se pueden hacer públicos, sino de un viaje de negocios para recomendar a las empresas e inversores estadounidenses que inviertan en España. Un papel que, por otro lado, podría haber sido realizado por el jefe de Estado como de costumbre.
Sobre las relaciones históricas con España
La relación histórica de España y Cuba no es más que el resultado de la importancia que un día tuvo España en sus provincias fuera de la península. Hoy en día, todavía se ven algunos atisbos del papel que nuestro país mantiene con estos y otros territorios. Por ello, puede resultar extraño que países como Marruecos le pida exigencias a España, como potencia administradora del Sáhara Occidental, en pleno conflicto diplomático. Sin embargo, no es más que el reconocimiento que todavía tiene por Naciones Unidas. De ahí que España no termine de hacer una declaración clara sobre el Sáhara y evite tratar el tema. O que muchos saharauis con DNI español reivindiquen la nacionalidad española en la no reconocida República Árabe Democrática Saharaui.
En el caso de países como Cuba o Venezuela, el problema es el mismo. Las relaciones históricas también han hecho que, a lo largo de estos años, muchos cubanos y venezolanos hayan tratado de solicitar la nacionalidad española por sus antepasados, huyendo de estos países.
De modo que, la única forma de entender a Cuba es por su pasado español y por los fuertes lazos familiares entre ambos países. Sin embargo, los cubanos se manifiestan pidiendo ahora que sea EE UU el que intervenga para derrocar al régimen heredado de los Castro.
La desesperación del pueblo cubano es evidente. Y su ejemplo más cercano de cómo sería vivir el sueño americano, el que motivó a muchos cubanos a huir de su país, es Miami: la ciudad que mejor representa la diáspora del pueblo cubano en EE UU.
Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam fueron algunos de los territorios que España perdió y tuvo que ceder en el Tratado de París. A mediados del siglo XX Puerto Rico pasó a ser un Estado libre asociado de EE UU. Hoy en día, el principal enfrentamiento que tienen los puertorriqueños está ligado a la no consideración de la isla como un Estado de pleno derecho. Ciertas voces siguen pidiendo la independencia respecto a EE UU, otras en cambio llevan solicitando desde el 2014 que pase a anexionarse de nuevo a España como una comunidad autónoma.
Los sucesivos gobiernos españoles nunca se han posicionado públicamente. Y, en el caso de Cuba, siempre han tratado de no decir que es una dictadura por el alto número de empresas españolas que han invertido en la isla y por ser uno de los socios preferentes para este país en materia comercial.
¿Es Cuba una dictadura?
Para los que todavía consideran que Cuba no es una dictadura, quizá estén sujetos a concebir algunas variables engañosas que podrían ser consideradas como “positivas” en una democracia, claro. Me refiero a si analizamos que Cuba sí presenta estabilidad política pero por necesidad, ya que se conformó como una república comunista de partido único con Castro, lo que imposibilita el cambio de opción política. Por otro lado, encontraremos que el país tiene una tasa de desempleo muy por debajo de la que tiene España, pero con un ingreso promedio de 6,549 euros anuales que, sumado al coste de la vida y a la escasez, porque la mayoría de los productos son importados, hace difícil que pueda existir una clase media.
En otro punto, tendríamos el análisis sobre el nivel de libertades y derechos civiles. Pero para los cubanos les resultará difícil hablar de derechos y libertades cuando suelen ser perseguidos por manifestarse o por intentar abandonar el país (recordemos que el pasaporte cubano es de los más caros en el mundo). Por lo que muchos lo hacen de manera ilegal arriesgándose la vida o corriendo el riesgo de ser interceptados. También, hay que hacer referencia al aislamiento internacional, con las restricciones al uso de internet, la falta de libertad de prensa etc.
En definitiva, el sistema es en sí mismo corrupto porque fue elaborado para que no haya otra opción al régimen actual, y queda descrito así en su Carta Magna. Por lo que son claras las evidencias por las que, durante décadas, se ha abandonado al pueblo de Cuba aunque las relaciones comerciales con España sigan manteniéndose desde la época de Franco y, después, con los sucesivos gobiernos democráticos.
Es más, la ayuda humanitaria que brindó España al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, acusado por la Audiencia Nacional de delitos por geneocidio, asesinato, torturas y desapariciones contra el propio pueblo saharaui, recuerda también a la ayuda que solicitó Fidel Castro a España, por problemas de salud, siendo presidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre. En aquel momento, tras la solicitud de Fidel, se le envió al dictador uno de los mejores médicos españoles en un avión privado para que fuera operado.
En resumen, la política y las relaciones internacionales pueden resultar complicadas, ya que siempre habrá múltiples intereses de por medio y actores internacionales. Pero será imposible establecer relaciones económicas y sociales duraderas, con otro país al que por razones históricas y culturales se está razonablemente vinculado, sino se intermedia cuando la situación es extrema para su población.
Por ahora, tanto cubanos como venezolanos han sido abandonados a su suerte por la comunidad internacional. Y, en esto, España sigue sin hacer ninguna declaración de Estado ni intervención ante la Comunidad Europea o la ONU, para producir la transición democrática que es necesaria en estos territorios.