Lo que nos suena a institución hay que cargárselo. Esa es al menos la idea de este gobierno cuyos medios afines están apaleando a un rey emérito ya jubilado que, a pesar de que está recluído en Zarzuela, no para de salir en el papel couché por su desavenencias con una más que cuestionada noble alemana de nombre Corinna, y digo cargarse a la institución porque la corona inevitablemente va ligada al Parlamento, ¿o acaso nos hemos olvidado que somos una monarquía parlamentaria? ¿Es que las actuaciones del rey no están refrendadas? Ahí lo dejo. Claro, pensar que todo esto salga ahora a la luz, es como dar a los ciudadanos un golpe de realidad, ahora a nuestra edad, siendo ya maduros en esto de escuchar acusaciones a diestro y siniestro para tapar desafortunadas gestiones y otros casos de corrupción de esos partidos que dicen ser democráticos aun cuando han utilizado fondos europeos para su enriquecimiento propio. Porque ya se sabe, con los impuestos de los ciudadanos, se puede hacer política de negocio. Los medios internacionales y la fiscalía Suiza, país que por cierto ha permitido durante décadas que las más grandes fortunas no tributarán a hacienda, son digamos la llave para abrir el melón. Un golpe bajo a la Corona española y a todo lo que representa. Poniéndome en modo irónico, tendríamos que felicitarlos por el buen trabajo que están haciendo para disolver nuestro Estado-Nación a favor de una unión que por h o por b, vendrá de esta izquierda que mira hacia la disolución de su propio Estado a favor de una Europa más unida que, por otro lado, no deja de ponerle trabas a su economía. Un negocio redondo tirar piedras sobre tu propio tejado.