No son ejemplo de nada

Dos artículos dedicados a Fernando Simón y Pedro Duque

Si hace unas semanas El Mundo dedicaba un artículo a Pedro Duque con suculentos titulares como: “Hoy volvería al espacio”, “Mi reto es traer de vuelta el talento que se fue” o “Quizá es cierto eso de que me haga falta pegada, El País Semanal trae hoy en portada a uno de los personajes más populares durante este estado de alarma, Fernando Simón. Una portada que, lejos de haberse hecho desde su lugar de trabajo, se ha hecho desde las puertas del mismo subido a su Harley Davidson al más puro estilo Doctor House. Aquella mítica serie protagonizada por el actor Hugh Laurie quien interpreta la figura de un controvertido doctor, amante de su profesión y de las motos, y que junto a su equipo conseguían siempre dar con el diagnóstico de sus pacientes. Recuerdo haber visto un capítulo en el que una familia en un viaje en alta mar se contagia de un extraño virus, ya extinto, al  extraer una botella antiquísima de las profundidades, y como el doctor saltándose los protocolos para contagiarse y confinarse con el enfermo a propósito, experimenta los síntomas para dar con el remedio a este virus. Obviamente, esto es ficción aunque dice mucho del sentido del compromiso hacia la profesión y hacia la ciencia que otros médicos, a lo largo de la historia, han seguido en distintos escenarios reales y que en esta ocasión, describía este particular capítulo.

Lo cierto es que, lo que más me ha impactado por el mensaje que va más allá de un lavado de imagen como creo ha sido el caso de Fernando Simón y a mi juicio, impropio de las circunstancias, fue ver a Pedro Duque en su despacho vestido de astronauta dejando entrever que la política no es lo suyo. Ya lo expresó en un tweet en 2018 y ahora ese titular que daba “Hoy volvería al espacio”, recuerda a esa otra salida que tuvo Amadeo de Saboya cuando dijo aquello de “Creí estar en la Luna”, definiendo con esta comparación su experiencia de gobernar este país aún cuando tenía el respaldo de  la mayoría de los diputados de las Cortes que fueron quienes lo propusieron. Aprenderían mucho del pasado que recuerda a este presente si leyeran la carta de abdicación que hizo Amadeo en 1873 puesto que casi podría ser una carta clarividente que ha venido definiendo la idiosincrasia de nuestra nación.

Pedro Duque viste realmente como lo que es: un astronauta que dejó el traje para calzar chaqueta y portar un maletín que creo, no ha sido nada fácil para él.

Pedro Duque, guardando las distancias del ejemplo que he citado, espera poder salir haciendo poco ruido para lograr ser nombrado director de la Agencia Espacial Europea: una empresa, seguramente más fácil de gestionar que la cartera de Ciencias y que supondría aguantar en la cartera hasta que consiga continuar con su carrera espacial, como motivación personal. En la foto del artículo viste realmente como lo que es: un astronauta que dejó el traje para calzar chaqueta y portar un maletín que creo, no ha sido nada fácil para él. En primer lugar, porque ser honesto y tratar de actuar con el honor de representar todo aquello que en ocasiones ha chirriado, la gestión de esta crisis, debe ser bastante difícil de asumir. Pero, él lo hizon y lo que es mejor, lo hizo público. Sus declaraciones hoy se recuerdan.

Quizá no logre hacer volver en menos de un año a ese otro talento que se fue, y que visto lo visto, mejor será que se quede donde está, aunque muchos de ellos sigan trabajando en bares y restaurantes de toda Europa a pesar del confinamiento. Y es triste y penoso decirlo, cuando como también hemos visto en estos días, jóvenes en su treintena han logrado ocupar cargos de responsabilidad ministerial y en el Parlamento Europeo, precisamente por haber formado parte de un partido que surgía cual tsunami, y que ahora se encuentra en proceso de que su “rey”, ese dirigente llamado Pablo Iglesias, esté siendo cuestionado a voz populi por la relación de algunas de sus “miembras” del partido por el simple hecho de haber vendido su ética y su espíritu crítico a los dogmas de un partido y a la relación con un señor que, como hemos visto, poco tiene de eso. Claro, los líos sentimentales del susodicho y de sus “compañeras” de partido no deberían ser noticia, pero siempre hay que predicar con el ejemplo, y en este caso, la verdad sea dicha, predican hacia fuera lo que no comparten desde dentro. ¿Ejemplo? No son ejemplo de nada.

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