Las pandemias y la historia de los cambios sociales desde la antigüedad

Entrevista a José Soto Chica

José Soto Chica es profesor e investigador en el Centro de Estudios Bizantinos, Neogriegos y Chipriotas de la Universidad de Granada y exmiliar profesional destinado en Misión de Paz por las Fuerzas de Protección de la ONU (UMPROFOR) en Bosnia Herzegovina. Quizá sea una de las personas que mejor noción tenga de las antiguas civilizaciones y cómo Europa se conformó dentro de la ideosincrasia de los sucesos, la evolución de sus pueblos y  los conflictos políticos, sociales y económicos en la configuración de la actual Unión Europea.

CE: José, como historiador y conocedor del Imperio Bizantino, me gustaría que nos comentaras lo que supuso la primera epidemia de la que se tiene constancia, la peste negra y que se calcula, diezmó a la población en un 40%. De hecho, se cree que 40 millones de personas perdieron la vida y que incluso el propio emperador Justiniano se contagió. Aunque existen discrepancias entre los historiadores, a la hora de establecer una fecha en la caída del Imperio Romano, algunos consideran que fue  esta epidemia la que propició el fin de de la Antigüedad y el paso a la Edad Media ¿Qué puedes contarnos acerca de este suceso, de esta epidemia que asoló a la civilización del imperio?

JO: Este hecho fue parte de mi tesis doctoral sobre el verdadero impacto que tuvo la llamada ‘peste de Justiniano’ en el año 541 sobre el Imperio Romano. Trabajé sobre ello, sobre el impacto en el porcentaje de población que falleció, el impacto social y económico. No obstante, no fue la gran pandemia que afectó a nuestro mundo. Antes, en época de Marco Aurelio tuvimos la primera gran pandemia de la que tenemos constancia. Además, está muy bien documentada porque la vivió uno de los grandes médicos; un hombre tan paradigmático que ha dado nombre a los propios médicos: Galeno. Es por este ilustre médico del propio Marco Aurelio, posiblemente uno de los más reconocidos junto a Hipócrates, que se conoce cuáles fueron los efectos de esta gran pandemia que al parecer, por lo que él describe, fue lo que conocemos como “la llegada de la viruela a Europa” en la cuenca del Mediterráneo. Y que posiblemente causó en torno a un 20% o 25% de muertes. Mucho más impactante de la actual pandemia del Covid-19 que ronda solo el 1%. Refiriéndonos a la peste de Justiniano, esta fue una peste bubónica cuyo origen pudo ser la zona este de los grandes lagos del continente africano. La misma zona en la que se profujeron los primeros casos del Ébola actual. Este dato se conoce porque el primer país afectado fue Egipto. Y tenemos muy buenas descripciones gracias a un historiador llamado Procopio de Cesarea que fue uno de los testigos contemporáneos de esta gran peste. La mortalidad fue elevadísima en Constantinopla. Una ciudad de alrededor de 560.000 habitantes en aquella época. Otras ciudades afectadas fueron Alejandría, Roma, Tesalónica… donde el porcentaje probablemente superó el 40% de la población. En el campo, la incidencia de la peste fue menor. Yo calculé que el impacto real estaría en torno al 25% de la población. En el caso del Imperio Romano, estaríamos hablando de unos 10 millones de habitantes (en el Imperio Bizantino de Oriente). Es decir, una de cada cuatro personas. Imaginemos que algo parecido hubiera pasado en nuestra España si se hubiera producido el mismo número. Entonces estaríamos hablando de 11 o 12 millones de muertos en nuestro país. Esto fue lo que paso entre el 541-542 d. C. Evidentemente, aquello desorganizó la sociedad y desorganizó la economía hasta un grado que ni siquiera nosotros podríamos concebir. En términos comparativos, nada tiene que ver con lo que vivieron nuestros antepasados. Por eso, cuando como historiador miro lo que ha pasado estos meses y la gente habla de un cambio de paradigma, no puedo evitar con esa mirada de historiador, que eso pueda pasar si lo comparamos con lo que pasó Marco Aurelio o Justiniano. Efectos hubo, más en el plano económico y social que en el cultural o en el político. Pero en ningún caso supuso un cambio brusco de paradigma. Igual que no creo que eso ocurra dentro de dos o tres años con el coronavirus porque no pasó con epidemias mucho más destructivas del pasado. Después, hablar del fin del Imperio Romano o del fin de la Antigüedad en relación a esta pandemia, digamos que esa es la teoría de la tesis de un historiador norteamericano, James O’Donnel, que la planteó en un libro relativamente reciente. El factor determinante para él, en el cambio de la Antigüedad a la Edad Media, sería la gran peste bubónica de Justiniano que la transmitía las ratas negras. Yo no estoy de acuerdo con él. El fin de la Antigüedad estaría en torno al siglo VII. En mi tesis doctoral propuse la fecha 642 d. C. Por tanto, el Imperio Romano se extendión después del 476 d. C. Y con respecto a la teoría de 0′ Donnel, hay que tener en cuenta que esta pandemia duró casi 200 años con continuos brotes que incluso llegaron hasta Hispania con los reyes visigodos y en los primeros califas del Califato Omeya en el siglo VIII. Es decir, se convirtió en una enfermedad casi endémica en el Mediterráneo que perduró bastante en el tiempo.

Otro dato curioso es que las grandes pandemias han solido venir precedidas por importantes desastres climáticos. En este caso no producido por el ser humano, pero bien por el estallido de un cometa o por la irrupción de un volcán que provocó, durante tres veranos, que el sol no pudiera calentar la Tierra debido a una gran nube de polvo. Es decir, no hubo ni primavera ni verano y por tanto se perdieron casi todas las cosechas, hubo grandes hambrunas y desarreglos sociales en casi todo el mundo: desde China a Irlanda. Esto fue desde el 536 hasta el 539 d.C;  y en el 541, empezó la pandemia. 

Algo llamativo, que al menos a mí me lo parece, es que podríamos comparar este suceso con la situación actual que vivimos: una crisis climática y justo hemos empezado también con una nueva pandemia.

CE: Después de este suceso, siglos más tarde, a mediados del siglo XIV, vuelve de nuevo otra epidemia de peste negra que asola a Europa. Y en América Latina, llega la viruela y otras enfermedades que mataron a gran parte de los nativos americanos. Fueron unos siglos convulsos repletos de epidemias y enfermedades. En Europa se considera que hubo hasta tres oleadas de peste negra en siglos posteriores. ¿Cuáles fueron los cambios que se produjeron en Europa a nivel poblacional? Y a nivel de desarrollo social, ¿qué avances se produjeron, por ejemplo, a nivel científico o médico?

La otra gran peste como bien señalas, se produjo en el 1348. En este caso vino de las regiones limítrofes de China y Mongolia después de las guerras y el comercio con Europa que provocó en torno a un 25-30% de muertes en Europa y en el Mediterráneo. Esto puso fin a la era medieval porque introdujo el replanteamiento de la economía y, por tanto, de la sociedad. 

Las pandemias no han sido algo anormal a lo largo de la historia. De hecho, lo anormal ha sido este siglo de cierta tranquilidad que hemos vivido. Lo bueno de las pandemias es que al ser bastantes recurrentes y al repetirse, se fueron creando ciertas estrategias y avances.

Por ejemplo, a partir del siglo XV, se recuperan en Andalucía, antiguos planos de calles más anchas y aireadas; empieza de nuevo el alcantarillado parecido a lo que encontrábamos en época romana. Todas estas mejoras permitían que las ciudades fueran más saludables. La llegada de los españoles a América produjo un colapso muy grande. En Iberoamérica causó millones de muertes que aún no sabemos del todo por qué se produjeron, pero los médicos españoles que lo vivieron allí, evidentemente, desarrollaron nuevas estrategias. España de hecho, fue el primer país del mundo que, con los Reyes Católicos, establecieron lo que hoy llamaríamos una sanidad pública. Crearon grandes hospitales en las grandes ciudades; uno de ellos aquí en Granada, pero también en Iberoamérica que estaban atendidos por médicos que se ganaban su plaza y eran pagados por el erario público. Eso fue algo singular del Imperio Español. Todas las ciudades del imperio tanto en España peninsular como en Iberoamérica: Santo Domingo, México, Lima, todas, contaban con unas infraestructuras hospitalarias abiertas a la población de todas las razas por gente que demostraba su pericia en el arte médico a través de exámenes y de experiencia. Y eso digamos que mejoró la sanidad del imperio que en aquel momento era el más poderoso del mundo. Y en el resto de Europa lo que pasó, aunque los españoles tengamos ese ideario de una historia más oscura, es que en ese momento, España iba por delante en medicina y en ciencia.

 

Hoy por hoy, poca gente sabe que la vacuna de la viruela quien realmente la desarrolló y la puso en marcha, fue un español, Francisco Javier Balmis, a través de esa famosa expedición costeada por el eradio público durante el reinado de Carlos IV, que hizo una auténtica vuelta al mundo vacunando a gente dentro y fuera del Imperio Español durante años de forma gratuita.

La Real Expedición Filantrópica de la vacuna o “Expedición de Balmis” como fue conocida, fue la primera gran vacuna contra una pandemia a nivel mundial que se hizo por un español como ayuda humanitaria. El resto de Europa también avanzó. Un hecho decisivo fue el cólera que llegó desde la India en el siglo XIX y que causó un impacto debastador primero en Europa y después en América. Esto propició un salto gigante en medicina. Por ejemplo, el valor de poner en práctica la cuarentena, hoy, como arma contra la pandemia, era un método que ha sido históricamente utilizado en el pasado en el que las ciudades se cerraban. También era importante tener una red de alcantarillado público, que ahora nos parece obvio que las calles tuvieran trazados saludables… Pero esto arranca ya en la Edad Media y se vuelve algo indispensable hasta la gran eclosión de la sanidad pública en el siglo XX que se convierte en un derecho.

CE: Ya entrados en el siglo XX, casi al final de la Primera Guerra Mundial, se registraron los primeros casos de la que sería conocida como la “gripe española”, aunque se cree que su origen pudo estar en EE UU. En aquel tiempo, los países europeos más afectados trataron de ocultar los datos, y según se conoce, le tocó a España llevar el nombre de esta pandemia por el posicionamiento neutral que mantuvo durante el conflicto bélico. Vemos que siempre hay que apuntar hacia un culpable. En relación a esto último, ¿cómo crees que ha actuado China, y cuál crees que ha sido el papel de la OMS desde su origen en 1948 por las Naciones Unidas hasta el día de hoy?

JO: En los años 60 hubo el último brote de peste bubónica en China. De hecho uno de los primeros indicios fue que en aquel momento los satélites y sobre todo los aviones espías norteamericanos, los famosos U-2, estaban viendo columnas de carros de camiones haciendo movimientos extraños que ellos tomaron como movimientos militares. Pero no era eso, lo que estaban era transladando y enterrando muertos. Y nadie se enteró de aquello. Hay que tener en cuenta que China es una dictadura comunista. Y por lo tanto la gestión de la información siempre hay que ponerla en cuarentena porque nunca llegamos a saber lo que ocurre allí, solo lo que ellos quieren que sepamos. Internet por ejemplo, allí está controlado y censurado por el gobierno. Entonces nunca nos van a dar las cifras ni los datos exactos. 

Con respecto a la relación de China y de la OMS, hay que tener en cuenta que esta última nace como un organismo más de las Naciones Unidas. La China comunista que había triunfado en 1949 frente a la China nacionalista. Y a principios de los años 70, quien realmente ocupaba el asiento del Consejo de Seguridad de la ONU, no era la China continental, sino el territorio de lo que quedó de la China nacionalista,  lo que hoy llamamos Taiwan. Entonces durante esta primera parte, la relación de la OMS con China era escasa. China no tenía gran peso. Luego han ido ocurriendo cosas interesantes como que la OMS tenga la intención de equiparar la medicina tradicional China a la medicina occidental. Es decir, tiene un gran influencia ahora mismo, teniendo en cuenta que este país no puede sobrellevar la medicina al modo occidental por el alto número de población. Y ahí se ve la influencia que tiene China porque eso le va a ahorrar en su factura médica. Es una garantía vital para ellos. Pero al mismo tiempo es una devaluación de los principios de la OMS. Con respecto a si la OMS ha podido ser más blanda con China durante la pandemia de coronavirus, no lo sé. No obstante, es un país que tiene poca credibilidad porque no es un país en el que rija la libertad de información, ni tampoco se rige por una serie de controles parlamentarios como ocurre en Europa o en América.

CE: Como historiador, y para finalizar esta entrevista, ¿qué consecuencias crees que tendrá esta pandemia y qué cambios van a producirse a corto o a largo plazo entre las potencias y sus relaciones comerciales? ¿ Se producirán nuevos rebrotes u otras pandemias similares como la de ahora?

JO: Las previsiones de la pandemia hace unos meses eran mucho más grandes de lo que son ahora. Tampoco creo que a nivel económico lo sean tanto como la del 2008, porque no es una crisis sistémica, sino un problema circunstancial. Habrá cambios obviamente, por ejemplo a nivel de trabajo telemático, más importante ahora que antes de la pandemia, pero quizá en dos años podremos estar donde estábamos ahora. Y esto nos podría servir como un recordatorio de que no somos intocables. Precisamente, es un toque para que los países empiecen a invertir en sanidad. 

Son momentos en los que las potencias trantan de reubicarse y esperar a ver el movimiento que hacen las otras. De momento, EE UU vuelve a ser independiente de Rusia para ir al espacio. No obstante, las potencias luchan por seguir sus objetivos comerciales.

La ruta del Polo Norte por ejemplo, durante la Guerra Fría, fue una zona interesante. Y hace casi un año, salió la aparente loca noticia que Donald Trump quería comprarle Groenlandia a Dinamarca. Pues iba por ahí el tiro, al igual que la disputa que tiene Noruega con Rusia por delimitar las fronteras en el Ártico. Y luego hay otro problema que es que el calentamiento en zonas congeladas de la Tundra, Siberia, Canadá. Por lo que es una zona en la que tienen grandes expectativas. Y esto tiene su explicación ya que, realmente, el transporte de mercancías en la gran mayoría de países se sigue haciendo por mar. Es algo que parece que se nos olvida, pero el mundo se sigue moviendo por el comercio y las comunicaciones marítimas. La ruta del Polo Norte ya no solo es importante por la existencia de hidrocarburos, es una ruta interesante que con el deshielo se puede empezar a navegar. Si China se hace con esta ruta, los productos chinos en vez de llegar a Europa o a EE UU en 45 días, van a llegar ahora en 15. Esto supone una reducción de costes importante. Lo que le llevaría a ser aún más competitivos de lo que nunca han sido. De forma que, quien controle esa ruta, va a tener una llave muy importante en la economía mundial.

Con respecto a tu segunda pregunta, si se producirán nuevos rebrotes o nuevas pandemias, uno de los problemas de las últimas pandemias es que los seres humanos están adentrándose en espacios naturales que estamos invadiendo. Estamos entrando en nichos ecológicos donde la presencia del ser humano era algo anecdótico. Hay que prepararse para la siguiente porque se volverá a producir algo parecido a esto. 


José Soto Chica es autor de varias monografías y novelas históricas entre las que destacan: Tiempo de leones y Los caballeros del estandarte sagrado. Es además coautor y articulista en varias revistas como Desperta Ferro Antigua y militar y Arqueología e Historia.

Su último libro ‘Imperios y bárbaros: la guerra en la edad oscura‘ va ya por su 3ª edición. Te invitamos a conocer parte de la obra de este historiador haciendo clic aquí

Sin Maquillaje. Relatos tras la tormenta: https://aliarediciones.es/libro/sin-maquillaje-relatos-tras-la-tormenta

Rey Cocodrilo: :https://docs.google.com/document/d/1XIBlZ9GXz7rr7Jyd17yBmo996S3QY8LTnlgig2l_3mo/edit?usp=sharing

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