Yo no te amo, te necesito

Autora: Teyda Febles Hernández

Con esta “Carta de Amor” que tienes en tus manos pretendo reflexionar sobre una temática que creo es universal en el sentido de que no le es ajeno a nadie, lo hemos vivido en primera persona alguna vez o lo hemos visto en algún amigo, amiga, conocido o familiar. Se trata de la llamada dependencia emocional, la cual conlleva una serie de emociones y sensaciones que muchas veces confundimos erróneamente con el llamado amor.

¿Cómo defino yo la dependencia emocional? Se trata de la impresión de que difícilmente puedes ser feliz si una persona concreta (en este caso una pareja, porque no hay que olvidar que este tipo de vínculo se puede extrapolar a cualquier relación que tengamos) no está en tu vida, si no te quiere, no te ama, si no está físicamente presente etc. Es decir, tu felicidad o estabilidad emocional depende de otra persona que no eres tú, sin darte cuenta, dejaste el control de tu vida a otro individuo ¿qué consecuencias negativas trae esto? Si para sentirte bien contigo mismo/a necesitas (palabra interesante a la que volveremos más adelante) a x persona a tu lado, harás lo que sea para se quede y, por tanto, aceptarás muchas cosas y situaciones que vienen directamente de esa persona y que te dañan, pero aun así crees que el no tenerlo/a tu lado sería peor, no es necesario añadir que en estas situaciones se incluyen los tan condenables casos de maltrato a la pareja.

Asimismo, una persona con dependencia emocional también puede ser la causante del malestar en la relación, pues si “necesitas” una pareja para sentirte bien, harás lo posible para que no se aleje, incluso controlar sus relaciones de amistades y dónde se encuentra en todo momento y lo que hace, por temor a que conozca a otra persona, te deje etc.

Por tanto, amor y depender no es lo mismo, el segundo caso se basa en la “necesidad” del otro, no lo amas, lo necesitas, es algo que debes tener para ser feliz, pero ocurre que esa otra persona es un individuo que toma sus propias decisiones, y no puedes impedir que se vaya si así lo desea. En el caso del amor se es consciente de que la pareja debe quedarse si quiere. Y si no, puede irse y no pasa nada, sabes que si está es porque así lo quiere, con total libertad. Al mismo tiempo amar de verdad te permite estar con otra persona de forma libre y sabiendo que si la relación acaba no es el fin del mundo, y que lo importante es que seas feliz, y si la relación no te satisface, estarás mejor sin ella.

¿Cómo evitamos caer en una relación de dependencia? Es más fácil decirlo que hacerlo, pero queriéndose y amándose a uno mismo. Primero debes estar bien contigo mismo, debes valorarte, y cuando esto suceda, ya estás preparado para entrar en una relación madura y sana, preferiblemente con alguien igual de satisfecho consigo mismo. No se trata de que otra persona te haga feliz, sino de compartir tu felicidad con otra persona. Esto, el darte tu valor, saber lo que mereces y lo que no, facilita el “soltar”, el saber cuándo es el momento de terminar con una relación que no te hace bien.

Hace tiempo me contaron una metáfora que voy a explicar aquí: imagina una silla sostenida por sus cuatro patas, cada una de ellas representa un rasgo fundamental de nuestra vida (la familia, las amistades, los objetivos o metas y la pareja), si la pata correspondiente a la pareja se rompe, mientras las otras tres sigan en pie, la silla (nosotros mismos) se seguirá sosteniendo, y tarde o temprano se arreglará esta pata de nuevo. De forma que para evitar las dependencias emocionales debemos apoyarnos también en esas otras tres patas, no dar la vida completa a la pareja, pues entonces parecerá que sin ella no tenemos nada.

Si nos plantemos alguna causa para este tipo de relaciones, podemos aludir al extendido miedo a “estar solo o sola”, sentir que sin pareja no tenemos nada, pero no hay que olvidar que mientras no falte la familia, amigos/as y metas, no nos falta nada y no estamos solos.

Mi intención al escribir esta carta-reflexión no es otra que hacernos conscientes de lo que hay detrás de las relaciones, plantearnos si estamos aceptando o dejando pasar cosas que nos hacen mal, que no nos gustan y dañan, solo porque no queremos estar sin esa persona, porque no queremos “estar solos/as”. Quiero que quienes se sientan identificados con esta situación sepan que es algo normal por lo que, creo, todos hemos pasado alguna vez, y que debemos tener estas ideas presentes para alcanzar una relación sana de verdad.