“En cada Bienal surgen nuevos valores, igual que surgen grandes éxitos de las obras flamencas que después recorren el mundo”

La XXI Bienal de Flamenco de Sevilla está en pleno apogeo, durante septiembre y octubre, guitarristas, cantantes y bailaores estarán presentando sus obras, adaptándose a los nuevos cambios que supone la nueva normalidad.

Antonio Zoido, es el director de este festival e historiador y filósofo del flamenco con una dilatada trayectoria y autor de multitud de obras vinculadas a este arte. Hemos hablado con él para conocer en mayor profundidad la nueva edición de este evento,  el arte flamenco y cómo ha sido la situación a la hora de sacar adelante este festival en mitad de una pandemia.

La Bienal es un festival que se trabaja con mucho tiempo de antelación, ¿qué supuso esta pandemia para la organización? ¿Barajaron otras alternativas para su celebración?

No se barajó ninguna posibilidad. Cuando se presentó la pandemia, no solamente pasamos de una cosa a otra, sino que en ese momento pasamos de tenerlo todo preparado, que además nos cogió en el preciso momento en el que acabamos de cuadrar toda la programación, y pasamos de ese encuadre perfecto a la posibilidad de que no se hiciera nada, algo a lo que nosotros nos negamos. Las compañías estaban ensayando, ya habíamos llegado a un acuerdo con ellos, todo el mundo tenía la obra en la cabeza y la estaba pasando a realidad. Entonces dijimos: seguimos para adelante, si los teatros están cerrados lo haremos todo por streaming, la transmitiremos y así lo preparamos. Mientras estábamos cambiando hacia esa otra oportunidad, llega el Gobierno y dice que a partir de la semana que viene ya se van a abrir los teatros con el 30% o el 40% de aforo, volvimos a cambiar y así hemos ido yendo hasta que por fin la estamos realizando.

¿Qué cambios y medidas han realizado para lograr que la gente pueda disfrutar de este festival?

Los cambios que hemos adaptado eran, sobre todo, lo que traían la normativa del Gobierno: las salas tenían que estar al 50% del aforo, las compañías tendrían que seguir una serie de reglas para poder presentarse, la gente tendría que ir con mascarilla… Algunas cosas las tuvimos que quitar porque no se podían hacer, eran casi de calle, que se hacían al aire en el Hotel Triana, donde había muchísima gente. Por otra parte, también desapareció la programación, mejor dicho, quedó para cuando pase todo esto poder hacerlo, que era un concierto de guitarra de Rafael Riqueni con la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, que no se podía hacer porque los músicos de la orquesta no podían ensayar, ni pueden todavía ensayar. Otra obra muy grande que era prácticamente una ópera y necesitaba de muchos ensayos, es La Divina Comedia, de Andrés Marín. Quitando la actuación del Hotel Triana, La Divina Comedia y el concierto de la Orquesta Sinfónica con Rafael Riqueni, lo demás quedó en la programación, que es lo que estamos haciendo.

Me has mencionado lo de streaming de algunos espectáculos. Ahora con el COVID, ha salido esa oportunidad de retransmisión. ¿Crees que se seguirá manteniendo en las próximas ediciones? 

De la posibilidad de hacer toda la Bienal en streaming, cuando ya vimos que se podía hacer en teatros presencialmente, no quisimos dejar del todo el streaming porque, aunque en la ciudad se pudiera dar, la mayor parte de ese público extranjero que acudía cada dos años no podía venir. Entonces decidimos dar en streaming siete espectáculos. Ahora mismo se han dado dos en streaming dos espectáculos de Rocío Molina y este viernes 11 y sábado 12, a las 21:00 horas podrán verse también. No sé lo que haremos, pero sí es verdad que el streaming, no solamente por la Bienal, sino por lo que he oído a mi alrededor, quizá sea una cosa que ha llegado para quedarse. Lo que seguramente adoptará otras fórmulas, a lo mejor no será un streaming abierto como ahora, sino que será de pago, no lo sé, pero en todo caso estamos ensayando, vamos a ver cuál es la respuesta. El streaming de Rocío Molina fue muy buena porque de un aforo pequeño como es en el Teatro Central de Sevilla, hemos pasado a que lo hayan podido ver miles de personas, esto es importante. Por otro lado, también habrá que pensar en un futuro que los artistas tienen derecho a recibir algo por lo que hacen y que a lo mejor no será todo en abierto, sino de pago, no sé cómo será, pero creo que algo de esto seguirá.

¿Este año van a mantener las actuaciones paralelas al festival? 

La mayoría de las actividades paralelas siguen, lo que el aforo también ha bajado. El día 10 por la mañana fue la presentación pública del máster y las actividades relacionadas con flamenco en la Universidad Pablo Olavide y en los próximos días habrá otras actividades como presentaciones de libros, maridajes de vino y flamenco, maridajes gastronómicos con el flamenco… Alguna ha desaparecido pero la mayoría de las actividades paralelas pueden realizarse. 

La Unesco incluyó el Flamenco en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2010, ¿qué ha supuesto esto para este arte? 

Es un reconocimiento importante, concebirla con un nuevo sello de calidad al flamenco de calidad, pero es simbólico porque creo que el flamenco ya era Patrimonio de la Humanidad. Lo que pasa es que ahora ha llegado eso, el reconocimiento de que eso es así, el convertirlo en algo oficial.

Hay otros festivales como el de Pamplona, Flamenco On Fire, en los que este año han mantenido a grandes figuras del flamenco como Sara Baras, Vicente Amigo o Miguel Poveda. ¿Cuál ha sido el motivo de que no estén incluidos en La Bienal?

La Bienal es un acontecimiento que se nutre sobre todo de propuestas nuevas, de propuestas para estrenar en todo el mundo. La cuestión es que Poveda o quien sea presente un proyecto, una obra de creación para los próximos años. Y en este caso Miguel Poveda ha actuado en otras bienales. 

A día de hoy, el flamenco ha ido evolucionando y extendiéndose en diversos estilos. Uno de los ejemplos de artistas que han versionado y que han creado un estilo propio ha sido Pitingo. ¿Qué futuro ve la Bienal en los nuevos artistas que están apareciendo y los tradicionales que buscan también evolucionar en el flamenco?

En la Bienal hay casi una docena de espectáculos, de un flamenco adaptado totalmente a las nuevas tecnologías, a la electrónica y a jugar con los instrumentos desde otro punto de vista, como puede ser el espectáculo que hemos tenido de Los Voluble. Todos los ciclos de San Jerónimo han girado en torno a unas nuevas propuestas. Pitingo es ya un artista clásico desde hace ya muchos años actuando con sello propio, pero por ejemplo, Diego Villegas y la Electro Acustic Band o Ricardo Moreno, que hace flamenco experimental pero muy melódico y, sin embargo, esta experimentada a la vez con instrumentos nuevos; Raúl Cantizano, que juega constantemente con la guitarra; Artomático, que ha llevado un espectáculo magnífico; e incluso el mismo Gualberto que ha vuelto a coger la guitarra electrónica que cogió hace cuarenta años para fundar Smash; y un grupo que tiene ahora mismo un gran predicamento que es Califato 3/4, que está jugando constantemente con la música de hoy y la música que le gusta a la juventud. Y eso ha estado ahí durante siete días en San Jerónimo y algunos van a actuar en el Alcazár. Creo que la propuesta que hemos presentado conjuga muy bien el flamenco clásico, el flamenco de siempre con nuevas propuestas.

¿Cómo cree que ha avanzado a lo largo de estos años sin un presupuesto propio? ¿Han seguido manteniendo el mismo presupuesto que en otros años anteriores? 

El presupuesto de la Bienal ha cambiado siempre. Este año hemos tenido que readaptar todo esto porque la pandemia trajo muchísima necesidad por parte de las instituciones que tuvieron que poner el dinero en otro lado, pero hemos resistido. Lo lógico es que si la Bienal sigue creciendo, el presupuesto también aumente. La Bienal siempre ha tenido, incluso aun teniendo un aforo del 50%, la bienal nunca ha tenido problemas de taquillaje; ha tenido un 90% de ocupación, ha tenido más de 40.000 espectadores, prácticamente todos los espectáculos llenos. Por lo tanto, en ese sentido no debería tener problemas, quitando que las circunstancias este año son especiales, no debería tener problemas para realizarse en ediciones venideras.

“VOY A SEGUIR UNIDO AL FLAMENCO EN TODOS LOS TERRITORIOS Y LAS PEÑAS, PERO EL MUNDO DE LAS PEÑAS SI QUIERE SEGUIR VIVO TENDRÁ QUE ADAPTARSE A LAS NUEVAS CONDICIONES QUE HOY OFRECE EL FLAMENCO”

Tengo entendido que es su última edición como director. Desde su experiencia, ¿le queda algo pendiente respecto al festival que le gustaría que se hiciera más adelante?

Sí, yo me voy cuando acabe esta edición. Creo que la Bienal lo que le queda es aceptarse, el tener más autonomía, tener personalidad propia. Lo que vaya a pasar dentro de dos años ahora es muy difícil hacerlo, sobre todo cuando nos quedan todavía veintitantos días de espectáculos que tenemos que realizar. Sería un poco superfluo hablar de qué vamos a hacer, yo o quien sea, dentro de dos años, pero estoy seguro que dentro de dos años habrá cosas nuevas. En cada Bienal surgen nuevos valores en el flamenco, igual que surgen grandes éxitos al estrenarse aquí la mayoría de las obras flamencas que después recorren el mundo

Como filósofo e historiador del flamenco, ¿cuáles cree que son las últimas contribuciones en este arte para que sea más internacional?

El flamenco ha ido conquistando nuevos territorios. El flamenco era fundamentalmente un señor que cantaba, un señor que tocaba la guitarra y un señor o una señora que bailaba. Ahora mismo, el flamenco ha penetrado en todos los territorios de la música, el flamenco se codea con otra música, son más los instrumentos que se incorporan al tablero del flamenco. Ahora, se hace con violines, con el cajón de Perú, con flauta, armónicas… El flamenco está colonizando muchos territorios musicales que hace cuarenta o cincuenta años eran impensables. Por tanto, creo que el flamenco seguirá dando de sí porque, aunque parezca lo contrario, el flamenco es fundamentalmente un territorio de creación.

¿Seguirá ligado con el mundo del flamenco y las peñas flamencas? 

Yo voy a seguir unido al flamenco en todos los territorios y las peñas, pero el mundo de las peñas si quiere seguir vivo tendrá que adaptarse a las nuevas condiciones que hoy ofrece el flamenco porque son las que pueden incorporarlas al mundo joven que hoy por hoy está bastante ausente de ello. 

 

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