El racismo en la publicidad I Por Nerea Bonet Miguel

Tras el asesinato del afroamericano George Floyd a manos de la policía, las protestas sociales antirracistas que lo siguieron no han hecho más que aumentar, así como la denuncia de gestos ofensivos para la comunidad negra. A raíz de esto, recientemente miles de personas han acusado de racistas a marcas como Conguitos o ColaCao por utilizar a personajes negros en su publicidad. Pero ¿está justificada tanta alarma?

Por un lado, centrándome en los chocolates Conguitos, su principal imagen publicitaria se basa en una visión deformada de las personas negras. El muñeco publicitario muestra un cuerpo negro desnudo y desproporcionado, exagerando atributos físicos como los labios y los ojos hasta resultar una parodia. Por otro lado, en lo referente al ColaCao, aunque no resulta tan grotesco como el anterior ejemplo, de nuevo parece recurrir al mismo patrón de relacionar productos derivados del chocolate con las personas negras. En este caso, la propaganda se basa en un par de personas negras recolectando cacao. Pese a no ser tan burlesco, sí que apela a unos estereotipos que dan pábulo a prejuicios ya asentados en la sociedad, como es ver a la comunidad negra como mano de obra esclava. Ambas campañas preservan unas ideas perjudiciales y dañinas para las personas racializadas, pues no debemos olvidar el poder de la publicidad para influir en la percepción social. 

A modo de conclusión, sé que las dos marcas tienen una gran tradición en España, por lo que entiendo que su campaña publicitaria es resultado de otro tiempo. No obstante, el hecho de que hayan perdurado hasta nuestros días con relativa inmutabilidad me hace pensar que tanto una como otra siguen igual de comprometidas con su imagen original. Y si esto no fuera suficiente, Conguitos ha aclarado que no ve necesario la retirada de su famoso muñeco, por lo que tampoco veremos un cambio en un futuro próximo. En vista de los acontecimientos -lo que ha sido, lo que es y lo que seguirá siendo- la alarma es más que razonable, en tanto que hay quienes deciden desoír la advertencia de miles de personas respecto a actitudes racistas que pudieran tener, aunque eso signifique normalizarlas y que puedan ofender y dañar a los demás.  

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