Toque de queda

Este año estamos deambulando entre medidas de confinamiento, cierre de restaurantes, bares y empresas. Aunque hoy también, la noticia abría con la incorporación de los  toques de queda como nueva medida. Irremediablemente esto recordará a otras épocas vividas en la memoria colectiva de los europeos, como la de aquellos años en los que se bombardeaban ciudades enteras cuando, el país que hoy lidera Europa, Alemania, expandía el terror por el viejo continente. También, nos lleva a la mente a recordar alguna que otra invasión y guerra civil del siglo pasado y, a cómo los ciudadanos tenían que resguardarse en cubículos creados bajo tierra.

En los últimos meses de este año negro, los toques de queda, que parece se van a imponer, van a ser la nueva  forma/invento para reducir nuestros derechos junto a las medidas que se adoptaron en el estado de alarma. Aquello de “¡juntos y unidos, venceremos al virus!” no deja de ser, con perdón, propaganda de la mala. Para prueba, sólo hay que seguir la cronología de cómo se efectuó el comienzo de la primera ola y las primeras restricciones, una vez el virus era comunitario y, en esta  segunda ola, el intento de proseguir con los “nuevos” toques de queda bajo la idea de que reducirá la expansión comunitaria.

Tampoco van a ser medidas tomadas en base a una situación sanitaria, porque no van a diferir de un lugar  a otro, de una pequeña o gran población en función del número de casos… Son medidas políticas que se están homogeneizando en los países miembros de la UE y que, aquí en España, se adoptarán como ya han anunciado por las comunidades.

Quedaría por recordar cómo en estos ocho meses hemos cambiado completamente nuestra forma de vida adoptando estas mascarillas de forma tardía y, ahora, sobreexpuestos a nuestros propios gérmenes y bacterias al estar obligados a llevarlas las 24 horas del día, incluso hasta para realizar actividades deportivas o caminar en espacios abiertos. 

Deberíamos preguntarnos qué está pasando para que la razón haya dejado de imperar en las decisiones que se están tomando y a qué nos quieren encaminar estos gobiernos. ¿Habrá un hartazgo comunitario o iremos aceptando poco a poco la derrota de nuestro sistema por deseo expreso de estos dirigentes europeos?

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