Hablemos de organizaciones que funcionan

Incluso en las situaciones más adversas el poder de adaptación, innato en todo ser viviente, demuestra que cualquier proyecto de vida puede seguir su curso en circunstancias desfavorables. Para todo aquel que haya tenido experiencia en el sector hotelero, sabrá de sobra que no es un proyecto fácil. Un hotel es algo así como un gobierno repleto de departamentos y de personal que cumple su función con rigurosidad y protocolo. Una organización en la que nada queda al azar.

La convivencia y la responsabilidad de la familia que se crea, es el motor que hace que todo funcione como una máquina de engranaje cuasi perfecta. Este año no iba a ser menos y lo han vuelto a hacer. Muchos de los que han abierto al público después del confinamiento, lo han intentado con todo el rigor que se les pedía. El nivel organizativo y la gestión como empresa para prestar un buen servicio a sus clientes, en esta “nueva normalidad”, es de elogiar. La formación y la experiencia de estos equipos de trabajo podrían ser satisfactoriamente extrapolables a otros tipos de organizaciones donde los recursos públicos podrían ser gestionados con la eficiencia de este capital humano que cada año muestra que sigue siendo la mina de oro que mejora nuestro PIB y nos hace ser líderes en este sector.

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