Formas y formas de manifestarse

El estado de alarma no prohíbe que las personas podamos manifestarnos en las calles a pesar de la pandemia. De hecho, a lo largo de estos meses, se han producido numerosas manifestaciones de diferentes colectivos. Tan sólo están prohibidas aquellas que incumplan con la “distancia personal”.

Pero más allá de lo que se pueda o no hacer, sí que me gustaría destacar esa doble barra de medir entre los que se manifiestan porque quieren hacer valer la situación precaria de su sector, -como hemos visto en varias manifestaciones convocadas por el sector hostelero, cultural, agrario- y las manifestaciones violentas que agravan aún más la tensión mantenida, y los destrozos de locales y comercios.

Esa ola de vandalismo no puede ser considerada parte del derecho a expresarse, pues esconde otras motivaciones por las que si se impusieran condenas para prestar servicios sociales y el pago de los daños causados, más de uno se lo pensaría dos veces.

Lo peligroso de todo esto es que se estima que esta situación no ha hecho más que empezar, y que la desafección política y la crisis económica, junto a las medidas aleatorias e indiscriminadas de restricciones más o menos estrictas, generará más oleadas de manifestaciones de distinta índole.

Pero como quiero expresar en este artículo, hay formas y formas de manifestarse. Y una de ellas, más que legítima, es la que mantiene a toda la provincia de Jaén levantada por la pérdida de la base militar que, a todas luces venía a esta región, y que por motivos que se desconocen, a última hora se le concedió a la ciudad de Córdoba. Las protestas que al respecto se han mantenido, no sólo han sido por causas justificadas, recodemos que Jaén es una de las provincias con más paro de España, a lo que se suma en la ciudad de Linares el cierre reciente de dos centros comerciales. Además de necesaria para los jienenses, las manifestaciones han sido cívicas.

A través de caceroladas desde los balcones y recorridos en coche por la capital, han podido mantener el distanciamiento social que se pedía. Pero el ruido ha sido mucho menor que otros sucesos que coincidieron en fechas. El mismo fin de semana que empezaron a manifestarse, una pelea producida entre dos policías nacionales y una familia en la localidad de Linares, junto a los disturbios que se vivieron horas más tarde, cubrieron parte de los informativos que prestaron más atención a la violencia del suceso, que a la violencia en sí misma que se produce cuando se ejerce el poder a dedo. De forma que un plan que iba a dar trabajo a más de 1000 personas en esta provincia, pasa ahora a darse a otra ciudad que no cumple con los requisitos que pedía el Ministerio de Defensa.

En otro orden de cosas, en lo referente a poder o no manifestarse, veremos cómo se hace una vez más efectivo el dicho que dice que el hombre es el único animal que tropieza dos veces contra la misma piedra. Porque si no hay suficientes frentes abiertos, ahora es el Ministerio de Igualdad quien está encabezonado en volver a repetir las manifestaciones por el Día de la Mujer Trabajadora (el 8 M) para salir una vez más a la calle, en grupo de 500 personas. Parece que el futuro rédito electoral que saquen de esta concentración valdrá más que cualquier vida que se pueda llevar por delante el dichoso virus. Porque si todos los sectores económicos han tenido que adaptarse, si se ha pedido a los niños que no asistan al colegio, a los universitarios que sigan las clases online, o a los bares, museos, etc., que cierren sus puertas, ¿por qué motivo no pueden también adaptarse  y celebrarlo mediante convocatorias de actos virtuales, charlas o coloquios?

Como día de la mujer trabajadora, espero que lo tengan en cuentan y que este año lo celebremos trabajando.

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