Acaba el estado de alarma

“Aunque acaba el estado de alarma, no es el momento de estar pegados”.

Esa es la frase de un anuncio en el que aparece un famoso cantante en la página de un periódico de tirada nacional. Y es que, en pocos días entraremos en una nueva normalidad en la que puede que nos resulte extraño poder ir de Madrid a Gibraltar sin restricciones pero sin poder darnos la mano.

A nivel internacional, las noticias que llegan desde Reino Unido señalan que el gobierno tiene voluntad de permitir a sus nacionales que este verano puedan pisar suelo español y agilizar lo que viene siendo el pasaporte verde. En EE UU, también se estudia que la población vacunada pueda liberarse de la mascarilla. A los españoles todavía nos queda tiempo para poder quitárnosla. Pero todo apunta a que podremos movernos después del 9 de mayo.

Sobre la vacunación

En España, como ocurre en otros países, la vacunación no es obligatoria. No obstante, la vida para un no vacunado no será lo mismo. En algunos países como Israel se ha implementado un pase digital que permite el acceso a gimnasios y espectáculos. Para este caso, basta con haberte inoculado una única dosis. Yuli Edelstein, el ministro de sanidad israelí, ya declaró lo que va a ocurrir allí a partir de ahora: “Quienes no quieran o no puedan inmunizarse quedarán a un lado”. Más de un millón de personas que no se han vacunado.

Estas medidas llevan a intuir, más claramente, que la nueva realidad diferenciará entre ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. La tecnología la utilizaremos para entrar en cualquier antro; una especie de salvoconducto que nos permitirá cruzar fronteras, acceder a hoteles, asistir a conciertos, bares o instalaciones deportivas, etc.

El planteamiento en nuestro país no está del todo claro, pero las ganas de volver a la normalidad, aunque sea a través de esta clase de control poblacional con código QR, podrá más. El monotema a partir de esta etapa de post-pandemia estará enfocado a realizar comunicados sobre los beneficios que nos puede otorgar ese pasaporte y, en segunda instancia, utilizar el miedo para informarnos de próximas variantes y pandemias que están por llegar en este mundo globalizado.

Hoy, las personas que tienen miedo a vacunarse o han experimentado ciertos efectos adversos en los primeros días después de la primera vacuna, pueden ser tachadas de negacionistas ipso facto.

Entre las voces que claman quietud ante esta nueva situación está la ONG Médicos por los Derechos Humanos que ya ha admitido el debate ético que en esta nueva etapa de post-pandemia va a comenzar ahora. Igualmente, ha alertado del uso indiscriminado que puede hacerse del pasaporte verde y cómo puede afectar a las libertades individuales y a la violabilidad de la confidencialidad de los datos sanitarios.

¿Seguiremos el ejemplo de Israel?

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