No todo está perdido I Por Laura García Díaz

Algo que me está llamando la atención es ver como las familias pueden volver a recuperar la normalidad de una forma más unida. Antes de la llegada de este virus, que nos ha puesto el freno de mano, vivíamos sin tiempo para estar con los hijos y casi sin poder ver a la pareja. Si lo pensamos, no está todo perdido.

Es cierto que los problemas se suceden por no saber que pasará en este futuro inmediato y en el que el trabajo no está asegurado. Pero realmente, la salud es lo más importante porque nos permite estar al pie del cañón para aguantar carros y carretas mientras el cuerpo aguante. Era algo que dábamos por hecho, pero esta pandemia nos ha hecho recapacitar y ver que no somos eternos; que como todos, venimos a esta vida a vivir una experiencia  y una vez acabado nuestro tiempo, nos iremos pensando sí ha merecido la pena el simple y complejo hecho de haber nacido. Aunque a veces estas preguntas, ni siquiera se nos pasen por la cabeza, es necesario hacerlas: ¿merece la pena vivir lo vivido? ¿Estoy conforme con la vida que llevo? ¿Cambiaría algo para sentirme más feliz?

Cada día que salgo a pasear, veo a gente deambular de un lado para otro. Todos necesitamos de alguna manera desfogarnos de estos meses de encierro. Aunque lo más importante lo tenemos: piernas para andar y para correr, pulmones para respirar, voz para hacernos oír. ¿Qué más podemos pedir? Aun cuando nos falta algo, nos sobra por otro lado cualidades para hacer lo que para otros podría resultar imposible: comunicarnos.

Muchos de nosotros hemos visto como familiares o amigos han perdido la vida. Sé que estas personas lo estarán pasando francamente mal. Pero de todo sacamos siempre un aprendizaje. Por los que se fueron y por los que están, tenemos que seguir luchando para mantener vivo su legado y cuidar de los que están.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *