Con las altas temperaturas es inevitable, por desgracia, que se declaren incendios forestales. Hace unas semanas se originó uno en La Palma, en el municipio de Garafía. Como el título de esta carta dice, es misión imposible prevenir estos conatos que terminan extendiéndose hasta convertirse en el arma destructiva del medio ambiente en verano. Cada año aumentan más las temperaturas, siendo un factor preocupante para la naturaleza, que vive un auténtico peligro cada estío. Centrándome en Canarias, ya que comienzo este texto hablando de una de ellas, vimos que el año pasado en Gran Canaria, se quemaron unas 10.000 hectáreas de terreno en la isla. Al igual que en 2012, unas 10.650 hectáreas de vegetación se vieron perjudicadas en Tenerife, La Gomera y La Palma.

Las Islas Canarias suelen ser unas de las más afectadas en cuanto a incendios se refiere y todos sabemos quiénes son los culpables: nosotros. Ya sea refiriéndonos a las altas temperaturas, donde el cambio climático tiene que ver y el cual hemos estado agravando en los últimos años, así como las malas acciones, en la que alguien lo provoca con malas intenciones. Deberíamos ser más conscientes y valorar lo que tenemos porque, si seguimos así, destruiremos al completo el lugar en el que vivimos.