Desde hace unos días se escucha y se ve en los medios de comunicación las numerosas pateras que están llegando a Canarias. 

Aún, en la actualidad, en pleno S. XXI, hay muchas mentes cerradas, clasistas y llenas de ignorancia hacia esta situación que se vive continuamente, sobre todo en las Islas. Durante toda mi vida he escuchado frases como “Vienen a quitarnos el trabajo”, “Llegan, les dan de todo y a nosotros nada” y muchas más cosas que no quiero ni mencionar. 

Creo que muchas personas no son conscientes de la verdadera realidad, de cómo es la situación en el país, de lo mal que lo pasan y el cómo arriesgan su vida para tener una oportunidad, y no solo para ellos mismos, sino para sus familias. E incluso, cuando llegan a su destino, tienen dificultades y algunos terminan volviendo (no por voluntad propia) a su lugar de origen.

Diario de Avisos, un periódico de Canarias, publicaba unos testimonios de varias personas que llegaron hace unos días a Tenerife, su titular: El drama de la inmigración: “tenemos hambre, solo queremos llegar al continente”, contando un poco de esa realidad a la que somos ajenos. Su objetivo es ir a Europa o ir a donde están algunos de sus familiares en otros países europeos y estar con ellos, empezar a trabajar y ayudar a sus familias. Ellos destacan que “la situación en Marruecos, ahora, con el coronavirus, es aún peor” y que solo quieren tener una vida mejor. 

Pienso que cualquiera se apoyaría en la única oportunidad que tiene, aunque peligre su vida, para ayudar a la gente que quiere y así mismo, y no creo que debamos juzgar por ello. 

Hay que dejarse de prejuicios y de ignorancia, es momento de ayudar a quien lo necesita, y de que los Gobiernos ayuden a quienes luchan por tener una vida mejor.