24 horas al día I Por José Moncalvo García

Nos inundan diariamente las 24 horas al día con datos y cifras sobre el coronavirus. Un día se puede fumar y al otro lo prohíben; un día puedes salir y al otro te confinan; te dicen que habrá vuelta al colegio de forma presencial pero, claramente, seguro que cambiarán de idea como desde hace algunos meses llevan haciendo dada la falta de interés por hacer esto posible. Si las medidas brillan por su ausencia, claro y en botella.

Ahora, tenemos una aplicación para descargarnos y saber si hemos estado cerca de un positivo, ¿para darnos más miedo? ¡Todos a la caza del positivo! La verdad es que desde hace un par de semanas, decidí borrar algunos canales para quedarme con la 2 de Televisión Española y algún canal más donde se pueden ver documentales y programas de viajes y formas de vida. Esta locura de dar las mismas noticias día tras día no es nada saludable para nuestra salud mental. La caja tonta tiene los días contados. Nos gusta tirarnos piedras sobre nuestro propio tejado y así nos va. Este verano lo recordaremos como aquel verano gris en el que hasta pasear por la playa estaba prohibido y entrar en ella requería lista de espera. Un verano en el que han vuelto locos a los hosteleros hasta el punto de cargarse la temporada. Aceptar estas imposiciones por el “por si acaso”, nos llevará a estar totalmente en manos de estos gobiernos totalitarios. Solo hace falta ir más allá de nuestras fronteras para ver y comparar. Aquí la prohibición está por encima de la ciencia: una vuelta al medievo en toda regla. En España la sensación es que la gente está cada vez más vencida, atemorizada y deprimida. 24 horas al día para hundirnos moralmente. No hay derecho que cargarse a todo un país les esté saliendo tan rentable a costa de todos.

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