Daniel Casares: “Mi meta es emocionar a la gente, ser lo más honesto con el arte y, por supuesto, con el público”

Daniel Casares se crece en los escenarios de medio mundo haciendo vibrar con cada toque de cuerda a su público. Precoz en el aprendizaje de este instrumento, desarrolló esta agilidad entre guitarristas aflamencados que le enseñaron a dominar como pocos, la guitarra flamenca. Guitarrísimo, su último proyecto, lo presentó en la Bienal de Flamenco de Sevilla.

 

He leído que es tu proyecto más personal y lo compusiste al volver a Málaga

De Estepona no me he ido nunca pero por mi trabajo, estoy más tiempo fuera que en casa, pero sí que es verdad que todo esto también me ha valido para estar de forma obligada a estar en casa y componer desde la tranquilidad y desde mi tierra más que nunca. En este caso me ha ayudado y es un trabajo muy introspectivo tanto musical como personalmente. Teníamos pensado salir en mayo con este proyecto, pero debido al confinamiento y todo lo que estamos viviendo, hemos tenido que desestructurar todo un poco y ha salido ya, y sí, hemos tenido la gran oportunidad de presentarlo en la Bienal de Sevilla.

Empezaste tu carrera muy joven, con apenas 8 años, ¿en qué momento tuviste claro que querías dedicarte a la guitarra? 

Me he sentido siempre guitarrista desde que tengo uso de razón. Mi primera guitarra fue el palo del recogedor de la escoba de mi madre (risas). Ya con ocho años, que era la edad en  la que en la Casa de la Cultura dejaban empezar con las clases, comencé y muy poco tiempo después estaba de forma prácticamente profesional por mis ganas, mi ilusión… Cuando cogí la guitarra por primera vez en mi vida fue un sueño cumplido. 

¿Eres el primero de tu familia en dedicarte a la música o tuviste algún referente cercano?

Referente cercano ninguno porque no tengo nadie de mi familia que haya sido guitarrista o músico, o algo relacionado con cualquier labor artística. Alguien siempre tiene que ser el primero en la cadena, quizá después de mí, en mi familia, pueda generar algo en mi sobrino o en mi hija para que se dedique a esto.

Mis padres siempre han escuchado muchísimo flamenco, ha sido la banda sonora de mi casa siempre. Se escuchaba todos los días, se escuchaba la guitarra, y era algo que me atraía muchísimo. Recuerdo también la primera vez que escuché un disco de Paco de Lucía, Fuente y caudal, ahí me volví loco. De alguna manera, quería tocar así, quería ser Paco de Lucía (risas).

He actuado en sitios importantísimos, prácticamente en los mejores teatros del mundo, hablo de Nueva York, en La Fenice en Venecia, en el teatro de Los Campos Elíseos en París… he estado en muchísimos sitios enormes, preciosos, pero siento la misma responsabilidad que cuando voy a actuar a la Casa de la Cultura de Estepona. 

Referente a tu formación, ¿cómo fue?. He leído que estudiaste en el Conservatorio Superior de Música de Málaga

En realidad nunca he mezclado la guitarra con el conservatorio. De hecho, ya era guitarrista antes de ir al conservatorio. La música en general me ha gustado siempre muchísimo y ya con la guitarra empezaba a relacionarme con otros músicos, aunque estuviera en una edad muy temprana. De alguna forma entendí que necesitaba leer y escribir música porque es el lenguaje de los músicos. Empecé en una banda de música donde toqué el requinto, de clarinete, y ahí aprendí solfeo. A través del director de la banda me matriculé en el conservatorio y con el clarinete hice los cinco años de solfeo que en aquel momento era el plan de estudios. Pero la guitarra nunca la mezclé con el conservatorio. 

Era una época en la que solamente había guitarras clásicas, no había flamenca, afortunadamente ahora sí la hay. El conservatorio siempre ha sido más de piano, de violín y de otro tipo de instrumentos. A mi juicio no había un nivel de profesorado guitarrístico, preferí que no y aprendí lo que quería aprender que, al final y al cabo, era para lo que me matriculé allí, para leer y escribir música y entender un poco mejor la armonía y las cosas de la música. 

¿Y cómo aprendiste a tocar la guitarra flamenca?

Con un profesor particular de aquí de mi pueblo en Estepona y después pasé a dar clases, con un guitarrista profesional, grandísimo guitarrista, que durante muchos años fue mi maestro. Después estuve un par de años, dos o tres años en Málaga, con el Niño Chaparro, otro pedazo de guitarrista. Hace poco grabé con él un tema para el último disco de Miguel Poveda y a partir de ahí, me quedé un poco en solitario investigando, componiendo mis propias cosas y aprendiendo de todo el mundo que es lo que he hecho, es lo que hago y lo que seguiré haciendo, absorber  conceptos y cualquier cosa, mínima que sea, de todo el mundo, de musicales de todos los niveles y de todos los instrumentos, ya que todo está conectado. 

Antes dijiste que hay momentos de tu carrera que estás más tiempo fuera que dentro de casa. ¿Cómo ha sido actuar en el extranjero y cómo crees que se valora este arte fuera?

El flamenco es universal. La música vive de las extensiones y las extensiones lo que provocan son sensaciones y emociones. El flamenco es eso. Yo he tocado en muchos conciertos, en países muy extraños aparentemente para el flamenco, y ha habido gente  que ya sabía mucho y también gente en el público que era su primer contacto con la música flamenca. El flamenco despierta sensaciones ya seas de Brasil, China o Rusia; al fin y al cabo todos tenemos un corazón y el corazón siente. 

Has alcanzado multitud de méritos como el de representar a la Cultura Europea en Shangai. ¿Cuál ha sido tu mayor reto?

Mi mayor reto no va ligado a grandes escenarios. Lo comentaba con un amigo guitarrista que vino a verme a casa, hablando del concierto importante que tengo esta semana en la Bienal de Sevilla. Me preguntaba mi amigo si sentía mucha responsabilidad en el marco en el que voy a tocar. La verdad es que siento la misma responsabilidad que siento siempre sea donde sea. He actuado en sitios importantísimos, prácticamente en los mejores teatros del mundo, hablo de Nueva York, en La Fenice en Venecia, en el teatro de Los Campos Elíseos en París… he estado en muchísimos sitios enormes, preciosos, pero siento la misma responsabilidad que cuando voy a actuar a la Casa de la Cultura de Estepona. 

Mi reto, mi meta, mi objetivo es emocionar a la gente, hacer un concierto digno siempre dentro de las posibilidades, de cómo me sienta ese día y ser lo más honesto con el arte y, por supuesto, con el público que viene a verme.

En estos últimos días ha surgido un movimiento a favor de la cultura llamado #AlertaRoja, ¿qué piensas de este movimiento?

El objetivo es salvar a la cultura de un momento muy delicado el que estamos pasando. Cuando digo el sector cultural, no digo solamente artistas sino todos, toda la gente de producción, todos los técnicos de sonido, todos los técnicos de luces, managers, promotores, críticos de artes, gente que escribe en prensa especializada, el que diseña los carteles y el que los pega en la calle también… Es un sector muy amplio que ahora mismo se está viendo muy afectado y hay mucha gente que por desgracia está pasando hambre. 

Nos estamos perdiendo muchísimos artistas y muchísimas creaciones. Hay grandes artistas ocupando otros trabajos que no le pertenecen porque tienen que comer y mantener a sus familias. Como siga la cosa así va a ser muy difícil que tengamos identidad que es lo que precisamente a España le sobraba gracias a la cultura: identidad. Yo que viajo por el resto del mundo continuamente, si algo podemos presumir y si por algo nos quieren y nos valoran es por nuestra identidad cultural que tenemos y los señores ahora de la política que están ahora mismo en el poder no tienen ni idea del poder cultural que tiene el país.

La situación es bastante triste…

En el sector cultural, insisto, hay gente que se está muriendo de hambre, que la han desahuciado de sus casas porque no tienen ayudas, porque no se protege la cultura, porque no hay fiscalmente nada que proteja al artista, que ha sido siempre un sector muy baldío. Nos hemos tenido que buscar la vida saliendo al extranjero, engrandeciendo la marca España, ¿y ahora todo eso no se nos devuelve ni siquiera un poquito? ¿Ahora que lo estamos pasando realmente mal? La verdad es que para que se lo hagan mirar.

¿Crees que hay una mayor proyección de la cultura española fuera que aquí?

Totalmente. Brasil, un país que visito con frecuencia, es muy rico culturalmente, es un país que es muy difícil de sorprender porque es musicalmente muy rico y, sin embargo, se vuelven locos con la marca España. Hay locura con nuestra cultura, con nuestros músicos, con nuestros escritores… 

He dado masterclass en muchísimas universidades de allí y he hecho conciertos tanto con orquestas filarmónicas como solo, los teatros llenos, un interés que no te puedes ni imaginar pero que proviene de grandes músicos que son ya, no te estoy hablando de chavales de 15 años, que también vienen preguntar y van a las masterclass, pero te hablo de gente muy reconocida que pregunta, que se interesa por nuestra cultura. 

E insisto, que se nos devuelva un poquito de lo que nosotros le hemos dado e iremos dando a la marca España, que se nos devuelva ahora un poquito que estamos en una situación excepcional.

Por último, ¿tienes en mente otros proyectos y colaboraciones? ¿Nos puedes adelantar algo?

En una mente inquieta como es la mía, siempre hay muchas cosas. De momento, cumplir con los pocos conciertos que han quedado de todo lo que se ha cancelado, cumplir con los conciertos que han surgido a raíz de toda esta situación. Hay gente, que los considero que son unos valientes, que siguen programando y ahí tenemos que estar todos porque todos nos beneficiamos de ello. Y, por supuesto, componer, a poner en pie cosas que se pasan por la cabeza. Ahora mismo estoy inmerso en un nuevo proyecto sinfónico, que le estoy empezando a dar forma y aprovechar, que si algo nos viene bien a nosotros los creadores, compositores en toda esta situación, es que tenemos bastante tiempo libre para dedicarlo a nosotros mismos, estar un poco en la búsqueda de la creatividad, por lo que te digo que ahora mismo componiendo mucho. 

En mente tengo este proyecto sinfónico nuevo que quiero… en otra situación podría decirte el año que viene, pero ahora mismo es todo tan incierto que podría ser el año que viene o dentro de tres, no sé cuándo podrán ver la luz las ideas que tengo ahora mismo, pero ideas y proyectos hay muchísimos como siempre.


Imagen cedida por @Bienal

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